domingo, 8 de abril de 2012

La lección rusa

Hace años- pero no lo puder ver hasta hace poco- el cineasta ruso Nikita Mijalko hizo una especie de película experimental, usando a su hija como termómetro del estado de la sociedad soviética y luego de los cambios que se fueron produciendo a partir de la desaparición de la URSS. Mijalko hizo excelentes películas críticas en la era soviética, pero en este filme dice sin confesarlo que los cambios producidos en Rusia no llevaron a lo que soñaban, sino todo lo contrario aunque las boutiques más caras alardeen de su presunto esplendor en Moscú. Me encantaría que muchos, tanto funcionario gubernamentales, como partidistas, asi como los impacientes por los cambios,  y aquellos que desde declaradas posiciones de izquierda intentan acelerar la inconformidad ciudadana vieran ese documental para que todos entendieran por qué los cambios necesarios no se pueden precipitar cuando el eqilibrio es precario, ni tampoco ponerlos en manos irresponsables, ni  retardarlos  como si se tuviera todo el tiempo del mundo, sobre todo en el sentido de ir ofreciendo una perpectiva de como se irán conduciendo y en que dirección para evitar confusiones. El desastre soviético se pudo evitar,.Ahora en las elecciones Putin lo ha reconocido, culpando a Gorvachev, pero en realidad el mayor responsable fue el verticalismo del ejercicio del poder que no fomentó una cultura de vardera participación en las decesiones de los destinos de la nación ni de los ciudadanos, ni de los militantes. Desde el XX Congreso del PCUS, cuando se reconocieron los errores estalinistas se sabía que era lo que no había funcionado pero no se cambiaron esencialmente los métodos de conducir la sociedad propiciando que los ciudadanos tomaran parte en ello como proponía Lenin en el Estado y la Revolución. Y no se alcanzó la democracia socialista en cuyo diseño es indispensable el control de la mayoría sobre esa minoría que ocupa los cargos y que según las leyes y los estatutos debe rendir cuenta pero no lo hace en realidad. Algo que niguna sociedad terrícola ha logrado pero que el socialismo tendría que conseguirlo si pretende perdurar. Por supuesto que los intentos socialistas han sido boicoteados, primero por los propios terrícolas donde se han producido porque es un esfuerzo de inteligencia sobreponerse a los lastres del egoismo animal que padecemos, y luego porque desde el exterior la presión ha sido constante. Durante la guerra fria la URSS tuvoque dedicar cuantiosos recursos a la carrera armamentista defensiva, para contrarestar la amenazas constantes y ese poderío disminuido ahora tiene que reactivarse porque como era de esperar Estados Unidos sigue amenazando e inundando la frontera con Rusia de misiles o conlfictos para tenerlaen jake cuando ha aparecido un gobierno que por lo menos no quiere que Rusia sea un satélite más de USA, como la Unión Europea. Asi que poco ganaron los rusos con el cambalache auqnue ahora los analistas de izquierda y de derecha no lo reconozcan abiertamente. Pero había que preguntarse: qué ganaron los púeblos de todos esos países que echaron por la borda la aspiración socialista? No para justificar los errores en nombre del socialismo que llevaron a esos pueblos a la decepción y al anticomunismo obtuso, sino para aprender la leción de por donde han de ir los cambios, para no perder lo conquistado, sino mover lo que quedó estancado en fórmulas no válidas.

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