viernes, 22 de marzo de 2013

Los libros siguen de fiesta




Ocurren tantos sucesos en Cuba, a pesar de que algunos se quejen de que no pasa nada, es tal la frecuencia de eventos, talleres, congresos, seminarios con objetivos culturales, científicos, políticos, religiosos que apenas hay oportunidad de reflexionar sobre las trascendencia de cada uno, a causa también de un estrecho sentido de la actualidad informativa y la falta de compromiso con el seguimiento de los hechos de interés.
Por eso me parece oportuno recordar que la Feria Internacional del Libro de La Habana, que en realidad es de Cuba, todavía se manifiesta en muchos municipios del país que apelando a los recursos propios organizan su fiesta de los libros y la lectura. Y que se hace un esfuerzo por parte de la dirección del  libro en las provincias  para que las novedades lleguen a los más recónditos sitios del país, por eso hay también pequeñas ferias en las montañas aunque se mantiene la insatisfacción de autores, libreros y bibliotecarios por ausencias de títulos afines a regiones o zonas del territorio nacional o que por sus connotaciones despiertan la atención en cualquier sitio..
Con razòn la Feria se considera el más importante acontecimiento cultural del paìs, pues de igual manera en La Habana que en las capitales de provincias se convierte en un gran jolgorio popular en el cual comprar un libro es la feliz moda del momento, a pesar de las inconformidades con algunos precios que aunque parezcan   muy altos no compensan los costos de producción completamente subvencionados por el presupuesto estatal. No obstante a los reales problemas económicos se venden muchos libros en la feria y las posibilidades de acercarlos a quienes no pueden adquiridlos son diversas y necesarias para mayor trascendencia de la feria misma.
. La primera es la promoción de los títulos en los medios masivos locales y nacionales, pues en realidad no hay una correspondencia entre la cantidad de obras publicadas y la información sobre ellas. Es evidente que la música, los productos audiovisuales, las artes plásticas, el teatro y la danza han logrado una mayor visibilidad y ello puede ser fruto  del interés  que despiertan o que sus creaciones en obras no tienen la masividad de los cientos de títulos que se producen por año, pero también de una política difusiva que no toma suficientemente en cuenta el empeño de que la lectura siga siendo una opción de ampliar conocimientos y de disfrute a pesar de las seducciones de las nuevas tecnologías.
En  muchos programas televisivos musicales, por ejemplo, obras pictóricas sirven de estenografía, se  ponen pinceladas humorísticas, la danza suele ser un complemento, la proyección de videos también y por qué no puede haber en ellos anuncios de libros, presencia de escritores. Otro tanto ocurre en la muy amplia programación radial, con múltiples espacios donde puede ser incluida la difusión de textos. Y no es que una quiera responsabilizar a la radio y la TV con la solución de todos los entuertos de la realidad nacional sino que en realidad esos medios siguen teniendo un peso importante en el plano comunicacional.
La situación difusiva es similar en los telecentros y emisoras locales donde no se aprovechan los espacios existentes para hacer conocer a los escritores lugareños en primera instancia y en general las noticias sobre los libros suelen circunscribirse a los dias de feria. Se escuchan muchos lamentos sobre el llamado fatalismo geográfico, pero si no se aprovechan los medios locales para promocionar las obras que se generan en el territorio, los autores, si no se difunde a escritores nacionales e internacionales que se publican en la feria se esta cometiendo pecado de autolimitaciòn y privando a los posibles lectores de opciones que ignoran.
Hay otro recurso muy importante para la trascendencia de la feria en la socialización de sus intenciones y productos y son las bibliotecas escolares y las bibliotecas públicas que parecen no estar viviendo sus tiempos de mayor esplendor. Es necesaria actualizar sus catálogos, en particular los de literatura para niños y jóvenes, sector etario donde puede comenzar el amor por los libros y la lectura.. Es lamentable que la considerable cantidad de títulos propicios a estos destinatarios no se puedan encontrar en los estantes de las bibliotecas. Además de usar los presupuestos establecidos para comprar los textos se puede acudir a la creación de círculos de lecturas que propicien las donaciones por parte de los ciudadanos, pero las bibliotecas deben tener una prioridad en la función social del libro mientras llega la posibilidad del libro digital que ya la propia feria cubana ha puesto en circulación y los sitios nacionales en la red.
Encuentro muchas inconformidades en la capital y allende el túnel de la bahía habanera por la falta de recursos tecnológicos, por la carencia de conectividad masiva a Internet, por  la carencia de transporte que limita la movilidad dentro del territorio nacional y la movilidad de las acciones culturales, por la necesidad de actualización de lo que ocurre con los libros y la literatura a escala mundial y me parecen lógicas esas inquietudes pues es natural la aspiración a lo que facilita cualquier gestión humana, pero quedan tantas posibilidades convencionales, tradicionales, como queramos llamarlas, por explotar adecuadamente, hay tantos recursos a los que se puede apelar  para conseguir  que los libros que se publiquen lleguen de manera más efectiva a los interesados, hay tantos libros publicados que esperan ser leídos desde los autores clásicos a los consagrados en la contemporaneidad o los que despuntan como posibles promesas que valdría la pena en cada territorio revisar como andan los planes de lecturas en las escuelas, como se estimula la visita a bibliotecas, como se informa de los títulos que hay en cada comunidad en bibliotecas y librerías y se comprobará que hay mucho por hacer al alcance de instituciones, autoridades, bibliotecarios, libreros y escritores.
Hay proyectos en distintas zonas del país que así lo demuestran, como Mi sol, en la localidad de Jicotea, Ciego de Ávila dedicado a fomentar el interés por los libros y la literatura entre niños y jóvenes. También en la biblioteca de Ceballos de esa misma provincia. En la peña de Minas de Matahambre o en el portal de una casa de la ciudad de Pinar del Río, por sólo citar algunos que merecen ciertamente mayor información para demostrar que se puede fomentar la lectura y literatura con los recursos existentes.
El Instituto del Libro tiene distintos espacios que dan continuidad a la feria durante todo el año. El Sábado del libro es el màs emblemático, pero también existe la Noche de los libros, y numerosas peñas y presentaciones a lo largo y ancho de todo el país, pero para lograr la trascendencia que merece en el plano espiritual el esfuerzo econòmica que significa  esta notable fiesta anual de libros se requiere aprovechar lo que se tiene de manera óptima. .Y a pesar de todos los inconvenientes se pude sin duda alguna.