Ocurren tantos sucesos en Cuba, a pesar de que algunos se
quejen de que no pasa nada, es tal la frecuencia de eventos, talleres,
congresos, seminarios con objetivos culturales, científicos, políticos,
religiosos que apenas hay oportunidad de reflexionar sobre las trascendencia de
cada uno, a causa también de un estrecho sentido de la actualidad informativa y
la falta de compromiso con el seguimiento de los hechos de interés.
Por eso me parece oportuno recordar que la Feria Internacional
del Libro de La Habana,
que en realidad es de Cuba, todavía se manifiesta en muchos municipios del país
que apelando a los recursos propios organizan su fiesta de los libros y la
lectura. Y que se hace un esfuerzo por parte de la dirección del libro en las provincias para que las novedades lleguen a los más
recónditos sitios del país, por eso hay también pequeñas ferias en las montañas
aunque se mantiene la insatisfacción de autores, libreros y bibliotecarios por
ausencias de títulos afines a regiones o zonas del territorio nacional o que
por sus connotaciones despiertan la atención en cualquier sitio..
Con razòn la
Feria se considera el más importante acontecimiento cultural
del paìs, pues de igual manera en La
Habana que en las capitales de provincias se convierte en un
gran jolgorio popular en el cual comprar un libro es la feliz moda del momento,
a pesar de las inconformidades con algunos precios que aunque parezcan muy
altos no compensan los costos de producción completamente subvencionados por el
presupuesto estatal. No obstante a los reales problemas económicos se venden
muchos libros en la feria y las posibilidades de acercarlos a quienes no pueden
adquiridlos son diversas y necesarias para mayor trascendencia de la feria
misma.
. La primera es la promoción de los títulos en los medios
masivos locales y nacionales, pues en realidad no hay una correspondencia entre
la cantidad de obras publicadas y la información sobre ellas. Es evidente que
la música, los productos audiovisuales, las artes plásticas, el teatro y la
danza han logrado una mayor visibilidad y ello puede ser fruto del interés
que despiertan o que sus creaciones en obras no tienen la masividad de
los cientos de títulos que se producen por año, pero también de una política
difusiva que no toma suficientemente en cuenta el empeño de que la lectura siga
siendo una opción de ampliar conocimientos y de disfrute a pesar de las
seducciones de las nuevas tecnologías.
En muchos programas
televisivos musicales, por ejemplo, obras pictóricas sirven de estenografía,
se ponen pinceladas humorísticas, la
danza suele ser un complemento, la proyección de videos también y por qué no
puede haber en ellos anuncios de libros, presencia de escritores. Otro tanto
ocurre en la muy amplia programación radial, con múltiples espacios donde puede
ser incluida la difusión de textos. Y no es que una quiera responsabilizar a la
radio y la TV con
la solución de todos los entuertos de la realidad nacional sino que en realidad
esos medios siguen teniendo un peso importante en el plano comunicacional.
La situación difusiva es similar en los telecentros y
emisoras locales donde no se aprovechan los espacios existentes para hacer
conocer a los escritores lugareños en primera instancia y en general las
noticias sobre los libros suelen circunscribirse a los dias de feria. Se
escuchan muchos lamentos sobre el llamado fatalismo geográfico, pero si no se
aprovechan los medios locales para promocionar las obras que se generan en el
territorio, los autores, si no se difunde a escritores nacionales e
internacionales que se publican en la feria se esta cometiendo pecado de
autolimitaciòn y privando a los posibles lectores de opciones que ignoran.
Hay otro recurso muy importante para la trascendencia de la
feria en la socialización de sus intenciones y productos y son las bibliotecas
escolares y las bibliotecas públicas que parecen no estar viviendo sus tiempos
de mayor esplendor. Es necesaria actualizar sus catálogos, en particular los de
literatura para niños y jóvenes, sector etario donde puede comenzar el amor por
los libros y la lectura.. Es lamentable que la considerable cantidad de títulos
propicios a estos destinatarios no se puedan encontrar en los estantes de las
bibliotecas. Además de usar los presupuestos establecidos para comprar los
textos se puede acudir a la creación de círculos de lecturas que propicien las
donaciones por parte de los ciudadanos, pero las bibliotecas deben tener una
prioridad en la función social del libro mientras llega la posibilidad del
libro digital que ya la propia feria cubana ha puesto en circulación y los
sitios nacionales en la red.
Encuentro muchas inconformidades en la capital y allende el
túnel de la bahía habanera por la falta de recursos tecnológicos, por la
carencia de conectividad masiva a Internet, por
la carencia de transporte que limita la movilidad dentro del territorio
nacional y la movilidad de las acciones culturales, por la necesidad de
actualización de lo que ocurre con los libros y la literatura a escala mundial y
me parecen lógicas esas inquietudes pues es natural la aspiración a lo que
facilita cualquier gestión humana, pero quedan tantas posibilidades
convencionales, tradicionales, como queramos llamarlas, por explotar
adecuadamente, hay tantos recursos a los que se puede apelar para conseguir que los libros que se publiquen lleguen de
manera más efectiva a los interesados, hay tantos libros publicados que esperan
ser leídos desde los autores clásicos a los consagrados en la contemporaneidad
o los que despuntan como posibles promesas que valdría la pena en cada
territorio revisar como andan los planes de lecturas en las escuelas, como se
estimula la visita a bibliotecas, como se informa de los títulos que hay en
cada comunidad en bibliotecas y librerías y se comprobará que hay mucho por
hacer al alcance de instituciones, autoridades, bibliotecarios, libreros y
escritores.
Hay proyectos en distintas zonas del país que así lo
demuestran, como Mi sol, en la localidad de Jicotea, Ciego de Ávila dedicado a
fomentar el interés por los libros y la literatura entre niños y jóvenes.
También en la biblioteca de Ceballos de esa misma provincia. En la peña de
Minas de Matahambre o en el portal de una casa de la ciudad de Pinar del Río,
por sólo citar algunos que merecen ciertamente mayor información para demostrar
que se puede fomentar la lectura y literatura con los recursos existentes.
El Instituto del Libro tiene distintos espacios que dan
continuidad a la feria durante todo el año. El Sábado del libro es el màs
emblemático, pero también existe la
Noche de los libros, y numerosas peñas y presentaciones a lo
largo y ancho de todo el país, pero para lograr la trascendencia que merece en
el plano espiritual el esfuerzo econòmica que significa esta notable fiesta anual de libros se
requiere aprovechar lo que se tiene de manera óptima. .Y a pesar de todos los
inconvenientes se pude sin duda alguna.
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